Potencial
de la divulgación científica en la ufología
Por. Krisaltis (Lic. Octavio Chon)
La divulgación científica es un área importante dentro
del quehacer científico porque supone informar a la población e incentivarla a
que busque conocimiento dentro de las diferentes ciencias que existen hoy en
día. Una de las problemáticas a las que se enfrenta tiene que ver con captar la
atención de las personas para lograr su cometido. Una divulgación científica
que no capte la atención de la gente tiene más difícil la labor de que el
conocimiento transmitido sea retenido, y esto es porque las personas se sienten
más identificadas con cosas de su día a día o con sucesos y eventos que le
llaman la atención. En un salón de clase la mejor forma para enseñar a los
alumnos está en llamar su atención, en generar asombro y a partir de ahí
empezar el proceso dialogante de la transmisión de conocimiento. La divulgación
científica tiene en cuenta esto, pero existen campos que pueden será
provechados, campos en donde la gente de por sí ya ha enfocado su atención.
El presente artículo, más allá de lo que podría parecer,
consiste en armar una estrategia de divulgación científica que se sacuda de
ciertos prejuicios –del investigador- para poder difundir su conocimiento de
modo que llegue a la mayor cantidad de personas posibles. La divulgación
científica de auditorio tiene un buen alcance, pero nunca es suficiente en un
mundo en el que se vive la modernidad sin saber cómo vuela un avión o cómo
funciona un televisor. Es importante, entonces, detectar cuál área genera
interés en la población desde ya. Un tema que fascine a las personas por su
misterio y porque está relacionado a un tópico que desde siempre ha acompañado
al ser humano en su historia. Saber si estamos solos en el universo.
Las ciencias naturales –biología, química, física, etc.-
poseen la explicación desde sus propios dominios, pero que sin embargo puede
sonar aburrido para las personas. El asunto aquí está en generar ese asombro y
atención para poder introducirles el tema en cuestión. No se trata de hablar
cualquier cosa con el fin de llamar la atención, sino de generar ambientes en
donde ya existe un interés por ciertos temas en particular. En el presente
caso, se observa que la ufología posee gran aceptación entre las personas no
especializadas en ciencia. Además, al hablar de ello uno hace referencia de
manera interconectada con una amplia gama de tópicos, como cuestiones que
pueden ser abordadas por la Biología, Astronomía, etc. Esto conlleva a la
pregunta, ¿por qué tanta gente se interesa por esos temas? Al fin de al cabo,
se trataría de una pseudociencia. ¿Por qué el divulgador de ciencia tendría que
meterse en esos ámbitos que no le corresponden? Es importante empezar por hacer
un par de reflexiones acerca de más o menos como se ha llegado a esta situación
en donde la ufología y demás pseudociencias han ganado terreno en temas sobre
el origen de la vida, por ejemplo, para evitar caer en el mismo error.
No hay que olvidar que lo importante es captar el interés
de la gente. En función a este interés es que la divulgación científica ha de
adaptarse sin dejar de ser ciencia. Ahí está la estrategia, en saber adaptarse,
sino la gente optará por lo que más le parezca que es cierto. Parte de la
responsabilidad del porqué la gente ha tendido hacia las pseudociencias se
encuentra en que el propio científico tiene ese lado subjetivo que no se
percata y que lo limita, los prejuicios y el trato despectivo-doctoral que
pueda tener ante gente no especializada que quiere conocer, pero que se siente
frustrada al ver que el especialista en el tema se muestra cerrado.
Aquí
se dan dos perspectivas, la del especialista y la del público no especializado.
Es algo parecido a lo que ocurre con la medicina. Se ha visto que cuando los
médicos asumen una postura alejada del paciente e impersonal, la persona tiende
a acudir a los que venden hierbas milagrosas, no exactamente porque la medicina
no le haga bien, sino por el trato, el proceso dialogante. Este aspecto es
vital, muchas veces es pasado por alto. La formación académica de muchos
médicos a veces carece de ese enfoque más personal hacia el ser humano que
tienen adelante. Eso genera cierto tipo de rechazo, asunto que es aprovechado –a
veces directa o indirectamente- por otros sectores que pueden poner en riesgo
la propia salud. En el caso de la divulgación científica, sería la salud en el
conocimiento.
El rol del investigador
Mutatis mutandi,
quien difunde ciencia no ha de mantener la postura alejada y señorial, sino que
ha de mostrarse en un tono horizontal con las personas. La gente reacciona de
manera favorable cuando siente que quien les habla no lo hace desde lo alto,
sino que es una persona como ellos que intenta mostrarles conocimiento. Esto ha
sucedido con la ufología. La ufología es el estudio de objetos voladores no
identificados –y mientras sea no identificado puede ser un globo, un avión, una
mosca, etc. ¿Cómo se puede estudiar algo no identificado? La ufología se ha
convertido en una suerte de método para poder determinar y explicar qué podría
ser lo que se está viendo. Existen diferentes versiones de la misma, está la
mezclada con esoterismo new age, y la de corte más práctica –sin gente de otro
planeta o seres sobrenaturales. El potencial de divulgación científica en este
espacio es grande. Lamentablemente no se sabe aún aprovechar de manera óptima
este recurso, ya que supondría librarse de muchos prejuicios de por medio. La
reputación del propio científico puede verse mal vista si uno se mete en esos
temas. Esto significa que si el especialista en el tema no está adentrado con
la gente que cree en visitantes de otros mundos, ellos estarán a merced de
cualquier mentiroso o embaucador que se puede aprovechar de ellos. Es por esto
importante que exista esta monitoreo de parte de un sector de quienes divulgan
ciencia para que siempre estén ahí y den las explicaciones pertinentes.
Una
manera inteligente de lograr esto sin tener que hacerlo desde afuera, de la
ciencia para adentro, es ir desde el centro mismo de la ufología. Es decir,
preparar gente que ya conoce el tema con el fin de que sean canales de
comunicación de divulgación científica. Existen personas dispuestas a ello, son
pocas, pero las hay, y es una buena manera de empezar. Capacitar a la gente
para que pueda divulgar ciencia bajo tópicos que a la gente les atraiga sin
que, repito, se tenga que caer en pseudociencia.
Porque
muchas veces el temor pasa por ahí, en que uno termine hablando de cosas
sobrenaturales. Eso no es tan cierto, una cosa es hablar de cosas que a la
gente le parece sobrenatural desde la perspectiva del no especialista, y otra
muy diferente es hablarla desde la perspectiva de quien está preparado para dar
las explicaciones pertinentes sin que por ello se tenga que repeler a la gente.
Esta manera de divulgar ciencia mediante quienes se interesan por temas de
ufología, aquellos que están dentro de la vertiente más práctica de la misma,
pueden ser de gran ayuda en temas de divulgación. Existe gente honesta que no
tiene la formación adecuada pero que realmente quiere saber qué es esa cosa no
identificada en el cielo.
No
se trata de llamar a todo el grupo de personas que están en ufología, sino de
saber seleccionar y diferenciar entre aquellas que tienen un interés honesto y
sincero, pero que no poseen la formación necesaria para dar las explicaciones.
Estas personas pueden recibir capacitación para que puedan guiar a otras
personas y orientarlas hacia las explicaciones desde el cuerpo de conocimientos
científicos. No es un pan a corto plazo, mucha gente no estará dispuesta a
cambiar de opinión así tan fácil. Esta estrategia iría en paralelo a la
divulgación científica del propio especialista que también haría lo posible por
entrar en comunicación con sus foros de debate. El debate es importante, genera
temas y hace aflorar conocimiento que es absorbido por el público.
Todas
estas acciones supondrían que el científico pase de ser especialista y adopte
una postura más de investigador. Porque eso es lo que se requiere, la actitud
del investigador, y fomentarlo también en otros. La actitud del investigador es
aquella que indaga, se adentra, si existe un problema, ir y solucionarlo,
centrarse en el objetivo. Si a un investigador se le presenta una incógnita, él
irá a desentrañarlo y no dirá que no hace esas indagaciones porque son
patrañas. Evita el escepticismo radical, aquel que niega por negar sin haber
investigado. La labor de la investigación es eso, entrar en acción y develar lo
que está detrás. Por ello, cuando a un especialista en un tema en particular se
le pregunta por algún suceso o fenómeno en particular, la actitud ha de ser de
desentrañamiento y no de rechazo prejuicioso.
Entonces
vemos que se dan dos clases de prejuicios, el que cree en todo a través de las
creencias y dogmas, y el que rechaza de antemano algo por no sonar muy
científico. Cuando uno quiere divulgar ciencia a la gente, la gente empezará
preguntando cosas que no son realmente de la ciencia, pero ahí está la labor
del especialista para que ofrezca las explicaciones que permitan a la gente
conocer. Sería simplemente un egoísmo académico si uno se niega a divulgar su
conocimiento simplemente porque lo dice gente no especializada en el tema.
Alejarse del tema en cuestión es dejar un campo abierto para que cualquier
persona ofrezca sus propias explicaciones sin la formación o el conocimiento
necesario.
El
investigador no debe despreciar las invitaciones que se le hacen para mesas de
debate en temas que puedan sonar extravagantes. Un investigador seguro de sí
mismo sabrá que participar en esos debates ayudará a la gente a que se informe
mejor sobre las investigaciones que él hace. Y quizá no sea de aceptación en
general para ese público, pero al menos se hará sentir que la indagación
mesurada está presente y quizá inspire a más de uno a seguir preguntando por
más, y así, formándose una cadena que a la larga tendrá efectos positivos en
divulgación. En cuanto a temas dentro de lo ufológico, se puede aprovechar en
gran medida estos espacios. La idea es aprovechar el interés ya existente y
reorientarlo hacia lo educativo con miras a una ampliación de la divulgación
del conocimiento. Se pueden elaborar metodologías de trabajo que incentiven el
espíritu crítico de las personas. En el caso de los objetos voladores no
identificados se puede explotar este aspecto.
Por
ejemplo, si una persona observa un objeto luminoso en el cielo, la primera
recomendación que recibiría no será la de empezar por la conclusión para luego
probar lo que podría ser. Lo primero que tendría que hacer, siguiendo el manual
de avistamientos de objetos aeroanómalos, es suspender el juicio con respecto a
lo que está observando. Es decir, anotar todos los datos de la manera más
objetiva posible, como son la ubicación, la hora, puntos de referencia, etc. Al
mismo tiempo, se le aconsejará que procure grabar lo que está observando en ese
instante, siempre manteniendo la calma, ya que uno de los puntos débiles de
quienes observan estos sucesos es que se emocionan tanto que olvidan qué hacer,
con lo que al final se tiene un simple testimonio sin ninguna evidencia de lo
que observó. Por ello, el primer paso en ese manual sería el de observación
objetiva. Para ello es importante que el manual no solo sea un conjunto de
datos y procedimientos, sino también
concientizar a quien lo lee para que esté psicológicamente preparado y sepa qué
hacer en casos así.
Procedimiento
Además,
el manual ha de contener una lista detallada de todos los objetos celestes más
comunes que se observan a simple vista, desde meteoroides hasta satélites
artificiales –individuales o en formación de 2 ó 3-, pasando por los globos
meteorológicos y sin olvidar los actuales drones. Una descripción a modo de
breve diccionario de objetos comunes en el cielo, con una explicación de cómo
se mueven y en qué circunstancias. Aquí hay un gran potencial de divulgación
científica. La recopilación de términos y objetos explicados tendrá por sí
mismo un valor divulgativo. Mucha gente, cuando el cielo está despejado, tiende
a confundir Venus con algún objeto no identificado[1].
Explicar
que se trata de Venus sería el comienzo para ampliar sus conocimientos básicos
de Astronomía –junto con la explicación de los meteoroides. Asimismo,
información y pautas para identificar potenciales rutas de vuelos de aviones y
claves para entender que de mil explicaciones, la de seres de otro planeta no
está primero en la lista. Al fin de al cabo, lo que se tienen son objetos no
identificados, y por tanto ha de tratarse apropiadamente y con la cautela
necesaria. Esa cautela y prudencia forma el carácter para que uno pueda ser más
crítico al momento de emitir juicios.
Cinco pasos
Esta
primera etapa de la observación es de vital importancia, ya que puede ayudar a
despejar muchos avistamientos que en realidad son de aviones o de helicópteros.
El trabajo de campo está en averiguar si realmente se trata de esas aeronaves
al preguntar a controladores aéreos o consultando con la bibliografía
disponible. Esto es importante porque el ufólogo aficionado puede ser orientado
hacia una mirada crítica antes de que sea absorbido por la parafernalia
pseudocientífica que impera en estos temas y que en realidad no llevan a nada
sino que confunden a la población.
El
segundo paso que debería estar en aquel manual consiste en hacer un seguimiento
constante de lo ocurrido. Es decir, observar si existen regularidades. Quizá lo
que se vio siempre sucede más o menos a la misma hora. En otras palabras,
generar una base de datos con toda la información necesaria. Una vez descartado
de que se trate de un objeto que no se puede esclarecer todavía, lo importante
es ordenar la información, ya que una base de datos sin ordenar es lo mismo que
generar mayor confusión. También es recomendable preguntar a los lugareños
sobre situaciones similares y sobre si es habitual que suceda. Hay que ser
prudentes, realizar estas acciones no significan que uno esté haciendo ciencia.
La ciencia es un cuerpo de conocimientos ordenados de manera lógica y que
implica más que una serie de pasos, y de ahí es que el tercer paso entra en
colación.
El
tercer paso consiste en mostrar la información recopilada –revisada y ordenada-
a los especialistas del caso. Uno puede acudir al organismo científico
pertinente. Puede ser una asociación de astrónomos, el colegio de biólogos,
etc. Para esto es importante que cada institución científica cuente con un
anexo de miembros dedicados a divulgar ciencia y enfocados a responder las
incógnitas de la población acerca de lo que quieran esclarecer. Es una manera
educar a la población, tal como lo hace la NASA en su propia página web. De
esta manera se abren puertas de divulgación de conocimiento científico por
gente que hace ciencia y dedica su vida a ello.
Los
especialistas examinarán lo sucedido y verán cosas que el ojo no entrenado no
puede ver. El ufólogo entonces tendrá nuevo conocimiento que le permitirá
avanzar en su indagación. Puede preguntar a más de una institución científica
para comparar apreciaciones, ya que puede haber discrepancias ante objetos no
identificados dependiendo de la calidad de pruebas que se entreguen. Lo que se
hará a continuación depende de los resultados obtenidos. Si se trata de un
objeto reconocido, la indagación no termina ahí. Asimismo, si se trata de un
objeto no reconocido, igualmente se avanza al cuarto paso.
El
cuarto paso consiste en tener la base de datos optimizada mediante los
resultados que hayan ofrecido los especialistas y hacer las comparaciones
respectivas con sucesos similares en otras partes del mundo. Esto permite tener
antecedentes de lo ocurrido. Es importante tener el resultado de los
especialistas en este cuarto paso porque si se empieza a comparar antecedentes
en otras partes del mundo, quizá lo que uno haya visto haya sido un mero globo
meteorológico y al final sería en vano la búsqueda de eventos similares.
Lo
similar no significa lo igual, por ello es relevante que uno mismo realice las
indagaciones sobre lo que observó. En el mundo de internet existen cientos de
testimonios, pero no todos son veraces y la mayoría son objetos celestes
comunes. Uno ha de buscar, entonces, gente que haya indagado de manera seria.
Esta metodología de trabajo está dedicada a aquellos que se interesan realmente
por esclarecer sus dudas sobre los objetos no identificados que ven en el
cielo.
La
búsqueda de testigos serios con pruebas documentadas de un avistamiento de un
objeto no identificado –no hay que olvidar, puede ser cualquier cosa
dependiendo de la calidad de las pruebas que se le hayan dado a los especialistas-
generará una red de contactos de un nivel de investigación ufológica diferente
al que se tiene en muchos medios de comunicación. Muy posiblemente no atraiga
la mirada del rating, pero sí de la verdad. Por ello es importante que gente
que ya esté posicionada en el tema se empiece a formalizar en su metodología de trabajo y comience a contactar con
diferentes especialistas que ayuden a esclarecer lo que uno observa y no logra
identificar. De lo que se trata es de disipar la neblina que acontece cuando
uno tiene esa ingente cantidad de dudas que surgen cuando se observan objetos
que uno no conoce y no logra determinar qué es. Ese interés, como se ha dicho,
debe ser aprovechado por el cuerpo de divulgadores científicos.
El
quinto paso, por ello, es conformar una red de investigadores y aficionados a
observar objetos no identificados con el fin de incrementar la divulgación de
conocimiento científico en general, no solo de las ciencias naturales, sino
también de otras áreas del saber, como la psicología, la sociología y demás.
Esta red puede estar ubicada en un sitio web dedicado para ello, o en foros de
debate en donde cada uno esté identificado. La transparencia es de vital
importancia, ya que así cada quien sabe quién es y no tiene nada que ocultar.
Esto también ayuda a generar un ambiente de confianza entre los participantes
de esta red. Aquí es donde las personas podrán compartir el cuerpo de todo el
resultado obtenido y aumentar el conjunto de base de datos generados a partir
de una indagación rigurosa y no tan complicada. Es la única manera de hacer
algo realmente bien a partir de un avistamiento de objetos no identificados. La
retroalimentación de esta red ayudará para casos de nuevos avistamientos e
incrementará el interés en materia de explicación científica de los mismos.
Hay
que tener en cuenta que en el proceso de indagación uno puede encontrarse con
inconvenientes relacionados al aspecto militar. En esos casos no suele haber
mayor opción que desistir al tratarse de la seguridad nacional –en la forma de
tecnología militar. En esos casos es difícil obtener mayor información, pero no
deja de ser objeto de análisis siguiendo el procedimiento mencionado. Cabe
decir, además, que lo expresado a lo largo de este texto es un procedimiento
que puede ser mejorado con la continua puesta en práctica del mismo. No se
trata de una receta de cocina que se debe seguir al pie de la letra, sino de
una orientación con miras al aumento de conocimiento científico en el
aprovechamiento del interés del público por temas como estos, en este caso, el
ufológico.
Como últimas palabras cabe recordar que a lo largo de
toda la explicación del procedimiento mencionado, nunca se ha hecho mención de
que un objeto no identificado sea algo más que eso, es decir, algo que
realmente no se sabe qué es. Un objeto deja de estar no identificado hasta que
se logra determinar su naturaleza y procedencia. Existen casos en los que
realmente no se puede determinar qué es, pero eso no significa que sea algo en
específico. Un objeto no identificado permanece no identificado, no se
convierte en algo más y no representa un desafío a todo el cuerpo de
conocimiento científico –porque si lo fuese, se podría determinar la naturaleza
de su comportamiento. Un detalle importante a resaltar es que la naturaleza no
se comporta como nosotros queremos o esperamos que se comporte. La naturaleza
nos desborda y puede asombrar al ojo no entrenado como no entrenado. La ciencia
no es ningún objeto de culto, es en realidad una palabra muy grande que aborda
gran cantidad de disciplinas científicas, tanto naturales como sociales. El
objetivo de este texto está entrelíneas, no tanto en el resultado, sino en el
aprendizaje que se genera. Es por ello que se dijo al principio sobre suspender
el juicio en la observación inicial, ya que una vez que se hace un juicio
precipitado, se corre el riesgo de dejar de indagar qué cosa realmente es.
[1]
Nótese que no se emplea la palabra ovni por contener una carga muy ficticia
conectada con platillos voladores –lo que desde ya es una conclusión
precipitada-, a pesar de que ovni y objeto volador no identificado tienen el
mismo significado.
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