sábado, 1 de febrero de 2014

Potencial de la divulgación científica en la ufología

Potencial de la divulgación científica en la ufología

Por. Krisaltis (Lic. Octavio Chon)             

            La divulgación científica es un área importante dentro del quehacer científico porque supone informar a la población e incentivarla a que busque conocimiento dentro de las diferentes ciencias que existen hoy en día. Una de las problemáticas a las que se enfrenta tiene que ver con captar la atención de las personas para lograr su cometido. Una divulgación científica que no capte la atención de la gente tiene más difícil la labor de que el conocimiento transmitido sea retenido, y esto es porque las personas se sienten más identificadas con cosas de su día a día o con sucesos y eventos que le llaman la atención. En un salón de clase la mejor forma para enseñar a los alumnos está en llamar su atención, en generar asombro y a partir de ahí empezar el proceso dialogante de la transmisión de conocimiento. La divulgación científica tiene en cuenta esto, pero existen campos que pueden será provechados, campos en donde la gente de por sí ya ha enfocado su atención.
            El presente artículo, más allá de lo que podría parecer, consiste en armar una estrategia de divulgación científica que se sacuda de ciertos prejuicios –del investigador- para poder difundir su conocimiento de modo que llegue a la mayor cantidad de personas posibles. La divulgación científica de auditorio tiene un buen alcance, pero nunca es suficiente en un mundo en el que se vive la modernidad sin saber cómo vuela un avión o cómo funciona un televisor. Es importante, entonces, detectar cuál área genera interés en la población desde ya. Un tema que fascine a las personas por su misterio y porque está relacionado a un tópico que desde siempre ha acompañado al ser humano en su historia. Saber si estamos solos en el universo.
            Las ciencias naturales –biología, química, física, etc.- poseen la explicación desde sus propios dominios, pero que sin embargo puede sonar aburrido para las personas. El asunto aquí está en generar ese asombro y atención para poder introducirles el tema en cuestión. No se trata de hablar cualquier cosa con el fin de llamar la atención, sino de generar ambientes en donde ya existe un interés por ciertos temas en particular. En el presente caso, se observa que la ufología posee gran aceptación entre las personas no especializadas en ciencia. Además, al hablar de ello uno hace referencia de manera interconectada con una amplia gama de tópicos, como cuestiones que pueden ser abordadas por la Biología, Astronomía, etc. Esto conlleva a la pregunta, ¿por qué tanta gente se interesa por esos temas? Al fin de al cabo, se trataría de una pseudociencia. ¿Por qué el divulgador de ciencia tendría que meterse en esos ámbitos que no le corresponden? Es importante empezar por hacer un par de reflexiones acerca de más o menos como se ha llegado a esta situación en donde la ufología y demás pseudociencias han ganado terreno en temas sobre el origen de la vida, por ejemplo, para evitar caer en el mismo error.
            No hay que olvidar que lo importante es captar el interés de la gente. En función a este interés es que la divulgación científica ha de adaptarse sin dejar de ser ciencia. Ahí está la estrategia, en saber adaptarse, sino la gente optará por lo que más le parezca que es cierto. Parte de la responsabilidad del porqué la gente ha tendido hacia las pseudociencias se encuentra en que el propio científico tiene ese lado subjetivo que no se percata y que lo limita, los prejuicios y el trato despectivo-doctoral que pueda tener ante gente no especializada que quiere conocer, pero que se siente frustrada al ver que el especialista en el tema se muestra cerrado.
Aquí se dan dos perspectivas, la del especialista y la del público no especializado. Es algo parecido a lo que ocurre con la medicina. Se ha visto que cuando los médicos asumen una postura alejada del paciente e impersonal, la persona tiende a acudir a los que venden hierbas milagrosas, no exactamente porque la medicina no le haga bien, sino por el trato, el proceso dialogante. Este aspecto es vital, muchas veces es pasado por alto. La formación académica de muchos médicos a veces carece de ese enfoque más personal hacia el ser humano que tienen adelante. Eso genera cierto tipo de rechazo, asunto que es aprovechado –a veces directa o indirectamente- por otros sectores que pueden poner en riesgo la propia salud. En el caso de la divulgación científica, sería la salud en el conocimiento.
El rol del investigador
Mutatis mutandi, quien difunde ciencia no ha de mantener la postura alejada y señorial, sino que ha de mostrarse en un tono horizontal con las personas. La gente reacciona de manera favorable cuando siente que quien les habla no lo hace desde lo alto, sino que es una persona como ellos que intenta mostrarles conocimiento. Esto ha sucedido con la ufología. La ufología es el estudio de objetos voladores no identificados –y mientras sea no identificado puede ser un globo, un avión, una mosca, etc. ¿Cómo se puede estudiar algo no identificado? La ufología se ha convertido en una suerte de método para poder determinar y explicar qué podría ser lo que se está viendo. Existen diferentes versiones de la misma, está la mezclada con esoterismo new age, y la de corte más práctica –sin gente de otro planeta o seres sobrenaturales. El potencial de divulgación científica en este espacio es grande. Lamentablemente no se sabe aún aprovechar de manera óptima este recurso, ya que supondría librarse de muchos prejuicios de por medio. La reputación del propio científico puede verse mal vista si uno se mete en esos temas. Esto significa que si el especialista en el tema no está adentrado con la gente que cree en visitantes de otros mundos, ellos estarán a merced de cualquier mentiroso o embaucador que se puede aprovechar de ellos. Es por esto importante que exista esta monitoreo de parte de un sector de quienes divulgan ciencia para que siempre estén ahí y den las explicaciones pertinentes.
Una manera inteligente de lograr esto sin tener que hacerlo desde afuera, de la ciencia para adentro, es ir desde el centro mismo de la ufología. Es decir, preparar gente que ya conoce el tema con el fin de que sean canales de comunicación de divulgación científica. Existen personas dispuestas a ello, son pocas, pero las hay, y es una buena manera de empezar. Capacitar a la gente para que pueda divulgar ciencia bajo tópicos que a la gente les atraiga sin que, repito, se tenga que caer en pseudociencia.
Porque muchas veces el temor pasa por ahí, en que uno termine hablando de cosas sobrenaturales. Eso no es tan cierto, una cosa es hablar de cosas que a la gente le parece sobrenatural desde la perspectiva del no especialista, y otra muy diferente es hablarla desde la perspectiva de quien está preparado para dar las explicaciones pertinentes sin que por ello se tenga que repeler a la gente. Esta manera de divulgar ciencia mediante quienes se interesan por temas de ufología, aquellos que están dentro de la vertiente más práctica de la misma, pueden ser de gran ayuda en temas de divulgación. Existe gente honesta que no tiene la formación adecuada pero que realmente quiere saber qué es esa cosa no identificada en el cielo.
No se trata de llamar a todo el grupo de personas que están en ufología, sino de saber seleccionar y diferenciar entre aquellas que tienen un interés honesto y sincero, pero que no poseen la formación necesaria para dar las explicaciones. Estas personas pueden recibir capacitación para que puedan guiar a otras personas y orientarlas hacia las explicaciones desde el cuerpo de conocimientos científicos. No es un pan a corto plazo, mucha gente no estará dispuesta a cambiar de opinión así tan fácil. Esta estrategia iría en paralelo a la divulgación científica del propio especialista que también haría lo posible por entrar en comunicación con sus foros de debate. El debate es importante, genera temas y hace aflorar conocimiento que es absorbido por el público.
Todas estas acciones supondrían que el científico pase de ser especialista y adopte una postura más de investigador. Porque eso es lo que se requiere, la actitud del investigador, y fomentarlo también en otros. La actitud del investigador es aquella que indaga, se adentra, si existe un problema, ir y solucionarlo, centrarse en el objetivo. Si a un investigador se le presenta una incógnita, él irá a desentrañarlo y no dirá que no hace esas indagaciones porque son patrañas. Evita el escepticismo radical, aquel que niega por negar sin haber investigado. La labor de la investigación es eso, entrar en acción y develar lo que está detrás. Por ello, cuando a un especialista en un tema en particular se le pregunta por algún suceso o fenómeno en particular, la actitud ha de ser de desentrañamiento y no de rechazo prejuicioso.
Entonces vemos que se dan dos clases de prejuicios, el que cree en todo a través de las creencias y dogmas, y el que rechaza de antemano algo por no sonar muy científico. Cuando uno quiere divulgar ciencia a la gente, la gente empezará preguntando cosas que no son realmente de la ciencia, pero ahí está la labor del especialista para que ofrezca las explicaciones que permitan a la gente conocer. Sería simplemente un egoísmo académico si uno se niega a divulgar su conocimiento simplemente porque lo dice gente no especializada en el tema. Alejarse del tema en cuestión es dejar un campo abierto para que cualquier persona ofrezca sus propias explicaciones sin la formación o el conocimiento necesario.
El investigador no debe despreciar las invitaciones que se le hacen para mesas de debate en temas que puedan sonar extravagantes. Un investigador seguro de sí mismo sabrá que participar en esos debates ayudará a la gente a que se informe mejor sobre las investigaciones que él hace. Y quizá no sea de aceptación en general para ese público, pero al menos se hará sentir que la indagación mesurada está presente y quizá inspire a más de uno a seguir preguntando por más, y así, formándose una cadena que a la larga tendrá efectos positivos en divulgación. En cuanto a temas dentro de lo ufológico, se puede aprovechar en gran medida estos espacios. La idea es aprovechar el interés ya existente y reorientarlo hacia lo educativo con miras a una ampliación de la divulgación del conocimiento. Se pueden elaborar metodologías de trabajo que incentiven el espíritu crítico de las personas. En el caso de los objetos voladores no identificados se puede explotar este aspecto.
Por ejemplo, si una persona observa un objeto luminoso en el cielo, la primera recomendación que recibiría no será la de empezar por la conclusión para luego probar lo que podría ser. Lo primero que tendría que hacer, siguiendo el manual de avistamientos de objetos aeroanómalos, es suspender el juicio con respecto a lo que está observando. Es decir, anotar todos los datos de la manera más objetiva posible, como son la ubicación, la hora, puntos de referencia, etc. Al mismo tiempo, se le aconsejará que procure grabar lo que está observando en ese instante, siempre manteniendo la calma, ya que uno de los puntos débiles de quienes observan estos sucesos es que se emocionan tanto que olvidan qué hacer, con lo que al final se tiene un simple testimonio sin ninguna evidencia de lo que observó. Por ello, el primer paso en ese manual sería el de observación objetiva. Para ello es importante que el manual no solo sea un conjunto de datos  y procedimientos, sino también concientizar a quien lo lee para que esté psicológicamente preparado y sepa qué hacer en casos así.
Procedimiento
Además, el manual ha de contener una lista detallada de todos los objetos celestes más comunes que se observan a simple vista, desde meteoroides hasta satélites artificiales –individuales o en formación de 2 ó 3-, pasando por los globos meteorológicos y sin olvidar los actuales drones. Una descripción a modo de breve diccionario de objetos comunes en el cielo, con una explicación de cómo se mueven y en qué circunstancias. Aquí hay un gran potencial de divulgación científica. La recopilación de términos y objetos explicados tendrá por sí mismo un valor divulgativo. Mucha gente, cuando el cielo está despejado, tiende a confundir Venus con algún objeto no identificado[1].
Explicar que se trata de Venus sería el comienzo para ampliar sus conocimientos básicos de Astronomía –junto con la explicación de los meteoroides. Asimismo, información y pautas para identificar potenciales rutas de vuelos de aviones y claves para entender que de mil explicaciones, la de seres de otro planeta no está primero en la lista. Al fin de al cabo, lo que se tienen son objetos no identificados, y por tanto ha de tratarse apropiadamente y con la cautela necesaria. Esa cautela y prudencia forma el carácter para que uno pueda ser más crítico al momento de emitir juicios.
Cinco pasos
Esta primera etapa de la observación es de vital importancia, ya que puede ayudar a despejar muchos avistamientos que en realidad son de aviones o de helicópteros. El trabajo de campo está en averiguar si realmente se trata de esas aeronaves al preguntar a controladores aéreos o consultando con la bibliografía disponible. Esto es importante porque el ufólogo aficionado puede ser orientado hacia una mirada crítica antes de que sea absorbido por la parafernalia pseudocientífica que impera en estos temas y que en realidad no llevan a nada sino que confunden a la población.
El segundo paso que debería estar en aquel manual consiste en hacer un seguimiento constante de lo ocurrido. Es decir, observar si existen regularidades. Quizá lo que se vio siempre sucede más o menos a la misma hora. En otras palabras, generar una base de datos con toda la información necesaria. Una vez descartado de que se trate de un objeto que no se puede esclarecer todavía, lo importante es ordenar la información, ya que una base de datos sin ordenar es lo mismo que generar mayor confusión. También es recomendable preguntar a los lugareños sobre situaciones similares y sobre si es habitual que suceda. Hay que ser prudentes, realizar estas acciones no significan que uno esté haciendo ciencia. La ciencia es un cuerpo de conocimientos ordenados de manera lógica y que implica más que una serie de pasos, y de ahí es que el tercer paso entra en colación.
El tercer paso consiste en mostrar la información recopilada –revisada y ordenada- a los especialistas del caso. Uno puede acudir al organismo científico pertinente. Puede ser una asociación de astrónomos, el colegio de biólogos, etc. Para esto es importante que cada institución científica cuente con un anexo de miembros dedicados a divulgar ciencia y enfocados a responder las incógnitas de la población acerca de lo que quieran esclarecer. Es una manera educar a la población, tal como lo hace la NASA en su propia página web. De esta manera se abren puertas de divulgación de conocimiento científico por gente que hace ciencia y dedica su vida a ello.
Los especialistas examinarán lo sucedido y verán cosas que el ojo no entrenado no puede ver. El ufólogo entonces tendrá nuevo conocimiento que le permitirá avanzar en su indagación. Puede preguntar a más de una institución científica para comparar apreciaciones, ya que puede haber discrepancias ante objetos no identificados dependiendo de la calidad de pruebas que se entreguen. Lo que se hará a continuación depende de los resultados obtenidos. Si se trata de un objeto reconocido, la indagación no termina ahí. Asimismo, si se trata de un objeto no reconocido, igualmente se avanza al cuarto paso.
El cuarto paso consiste en tener la base de datos optimizada mediante los resultados que hayan ofrecido los especialistas y hacer las comparaciones respectivas con sucesos similares en otras partes del mundo. Esto permite tener antecedentes de lo ocurrido. Es importante tener el resultado de los especialistas en este cuarto paso porque si se empieza a comparar antecedentes en otras partes del mundo, quizá lo que uno haya visto haya sido un mero globo meteorológico y al final sería en vano la búsqueda de eventos similares.
Lo similar no significa lo igual, por ello es relevante que uno mismo realice las indagaciones sobre lo que observó. En el mundo de internet existen cientos de testimonios, pero no todos son veraces y la mayoría son objetos celestes comunes. Uno ha de buscar, entonces, gente que haya indagado de manera seria. Esta metodología de trabajo está dedicada a aquellos que se interesan realmente por esclarecer sus dudas sobre los objetos no identificados que ven en el cielo.
La búsqueda de testigos serios con pruebas documentadas de un avistamiento de un objeto no identificado –no hay que olvidar, puede ser cualquier cosa dependiendo de la calidad de las pruebas que se le hayan dado a los especialistas- generará una red de contactos de un nivel de investigación ufológica diferente al que se tiene en muchos medios de comunicación. Muy posiblemente no atraiga la mirada del rating, pero sí de la verdad. Por ello es importante que gente que ya esté posicionada en el tema se empiece a formalizar en su metodología de trabajo y comience a contactar con diferentes especialistas que ayuden a esclarecer lo que uno observa y no logra identificar. De lo que se trata es de disipar la neblina que acontece cuando uno tiene esa ingente cantidad de dudas que surgen cuando se observan objetos que uno no conoce y no logra determinar qué es. Ese interés, como se ha dicho, debe ser aprovechado por el cuerpo de divulgadores científicos.
El quinto paso, por ello, es conformar una red de investigadores y aficionados a observar objetos no identificados con el fin de incrementar la divulgación de conocimiento científico en general, no solo de las ciencias naturales, sino también de otras áreas del saber, como la psicología, la sociología y demás. Esta red puede estar ubicada en un sitio web dedicado para ello, o en foros de debate en donde cada uno esté identificado. La transparencia es de vital importancia, ya que así cada quien sabe quién es y no tiene nada que ocultar. Esto también ayuda a generar un ambiente de confianza entre los participantes de esta red. Aquí es donde las personas podrán compartir el cuerpo de todo el resultado obtenido y aumentar el conjunto de base de datos generados a partir de una indagación rigurosa y no tan complicada. Es la única manera de hacer algo realmente bien a partir de un avistamiento de objetos no identificados. La retroalimentación de esta red ayudará para casos de nuevos avistamientos e incrementará el interés en materia de explicación científica de los mismos.
Hay que tener en cuenta que en el proceso de indagación uno puede encontrarse con inconvenientes relacionados al aspecto militar. En esos casos no suele haber mayor opción que desistir al tratarse de la seguridad nacional –en la forma de tecnología militar. En esos casos es difícil obtener mayor información, pero no deja de ser objeto de análisis siguiendo el procedimiento mencionado. Cabe decir, además, que lo expresado a lo largo de este texto es un procedimiento que puede ser mejorado con la continua puesta en práctica del mismo. No se trata de una receta de cocina que se debe seguir al pie de la letra, sino de una orientación con miras al aumento de conocimiento científico en el aprovechamiento del interés del público por temas como estos, en este caso, el ufológico.
            Como últimas palabras cabe recordar que a lo largo de toda la explicación del procedimiento mencionado, nunca se ha hecho mención de que un objeto no identificado sea algo más que eso, es decir, algo que realmente no se sabe qué es. Un objeto deja de estar no identificado hasta que se logra determinar su naturaleza y procedencia. Existen casos en los que realmente no se puede determinar qué es, pero eso no significa que sea algo en específico. Un objeto no identificado permanece no identificado, no se convierte en algo más y no representa un desafío a todo el cuerpo de conocimiento científico –porque si lo fuese, se podría determinar la naturaleza de su comportamiento. Un detalle importante a resaltar es que la naturaleza no se comporta como nosotros queremos o esperamos que se comporte. La naturaleza nos desborda y puede asombrar al ojo no entrenado como no entrenado. La ciencia no es ningún objeto de culto, es en realidad una palabra muy grande que aborda gran cantidad de disciplinas científicas, tanto naturales como sociales. El objetivo de este texto está entrelíneas, no tanto en el resultado, sino en el aprendizaje que se genera. Es por ello que se dijo al principio sobre suspender el juicio en la observación inicial, ya que una vez que se hace un juicio precipitado, se corre el riesgo de dejar de indagar qué cosa realmente es.



[1] Nótese que no se emplea la palabra ovni por contener una carga muy ficticia conectada con platillos voladores –lo que desde ya es una conclusión precipitada-, a pesar de que ovni y objeto volador no identificado tienen el mismo significado.

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