miércoles, 26 de octubre de 2011

Ufología





Ufología[1]



Por Krisaltis-Octavio Chon Torres




La demarcación


El motivo de este escrito es el de poder delimitar el trabajo de un ufólogo, disipar los mitos populares que se ciernen respecto a su labor y además educar a las personas de lo que se trata una ufología en el sentido original de la palabra. Aún no hay mucha información sobre la ufología tomada como investigación de acontecimientos determinados, lo que abunda es más bien la literatura ovni muy diferente a la labor que hace un investigador del tema. Así, la primera cuestión a tener en cuenta es la de saber diferenciar lo que hace un investigador de los ovnis y lo que hace cualquier gurú new age –movimiento nueva era- sobre los ovni. Esto es importante porque muchas veces en debates las personas suelen asociar la evidencia ovni con extraterrestres o literatura ovni que tanto abunda. La importancia de este texto es, como se nota, poner en claro que no se trata de lo mismo. Un grupo religioso que se reúne y habla de los ovnis y pretende comunicarse con ellos telepáticamente no está haciendo ninguna labor crítica, cuestión esencial para un investigador.


            Por esto, un ufólogo antes que nada ha de ser un investigador en el sentido pleno del término. Esto es, un investigador que sea capaz de usar su sentido crítico de modo tal que evite confundir evidencia de mera especulación. Dentro de la especulación está el decir que los ovnis son necesariamente extraterrestres, como si existiese una relación de A por tanto B, ovnis por tanto extraterrestre, o en cualquier caso, ovnis por tanto intraterrestres, naves ultrasecretas, etc. Nada de esto pertenece a la investigación de los hechos considerados como tales. Lo que se tiene puede ser un avistamiento registrado, cuyo objeto puede ser cualquier otra cosa menos algo conocido. 


Si alguien ve luces, por ejemplo, que empiezan a moverse de manera errática y desaparecen de pronto, desafiando cualquier noción establecida sobre movimientos de objetos voladores, sean aviones o globos meteorológicos, ello significa que algo en concreto está sucediendo, pero de ahí a concluir de inmediato que son tales o cuales seres, es ya cometer una apreciación precipitada que se aleja de la realidad. No se sabe si en verdad son extraterrestres o lo que sea, lo único que se sabrá es que se tuvo un avistamiento, un ovni, un objeto volador no identificado, y un ufólogo es eso, alguien que investiga esos fenómenos, y para ello ante la incertidumbre de lo que tiene delante se hace imprescindible que despliegue sus habilidades como investigador con sentido crítico.


            Por eso se hace importante conocer al menos lo básico de diferentes ciencias, tanto de humanidades como de las ciencias duras. Esto porque tener un conocimiento multidisciplinario adecuado le ofrecerá no solo mejores herramientas para poder investigar  sino que evitará de esta manera caer en explicaciones deficientes cuyos resultados hacen más daño aún que aportar algo a la ufología. Y a esto se añade el sentido crítico que debe ser tal que no nuble la posibilidad de que lo visto sea descartado de antemano, pero tampoco cayendo en la mera credulidad. La idea de esto es que un ufólogo tiene que ser capaz de interrelacionar diversos conocimientos, ha de ser alguien que se ha preparado para esto, no puede ser cualquier persona que salga y diga que es ufólogo por el simple hecho de haber descubierto una que otra fotografía –o video- inexplicable. No es ufólogo quien se dice ser, sino quien se caracteriza en la práctica, y la idea de este texto es la de dar una noción de lo que debería ser un investigador del fenómeno ovni para disipar el mito popular tan alimentado por diferentes películas, novelas o programas de televisión en donde se ridiculiza esta clase de sucesos tildándolos de alucinaciones o de meras creencias. Lo realmente ridículo es malinterpretar todo, no usar el razonamiento, e insistir en ello pensando que es lo verdadero.





El papel educador del ufólogo


En ese caso -ser demasiado crédulo- solamente se está haciendo una mala interpretación de la realidad, demostrando la poca capacidad de análisis que se tiene del tema y por qué no, deficiencia de análisis en cualquier tema en general, ya que esto no solo pasa por un asunto en particular –el del mito popular ovni-extraterrestre como si fueran inseparables- sino que tiene que ver también con la calidad de educación que la gente recibe, que muy probablemente no haya sido enfocada para cuestionar, indagar, hacer uso del sentido crítico. Y en esto también tiene que ver el ufólogo, su papel ha de consistir no en encerrarse dentro de sus investigaciones, sino que su rol educador debe destacarse al momento de hacer explicaciones, no hacerse ver como no crédulo sin más, resaltar que no se trata de un asunto de credos sino de algo en concreto. 


Todo esto no por nada, sino porque servirá para defenderse, armar una argumentación sólida, de las críticas maliciosas que puedan haber ya que bien es sabido que hay gente con tendencias a desacreditar para quedar como el que sabe más, como el que no se deja engañar, pero esta actitud un ufólogo preverá porque sabe que ellos posiblemente están cometiendo defectos en el momento de interpretar las pruebas. Cuando la gente capta algo no lo hace inmediatamente como se lo muestran, sino que en las más de las veces tiene que pasar por un filtro, por su sistema de creencias social e individual, y luego de allí, luego de ese “mind mapping”[2] de la realidad, explicar lo que ve. Un evangélico dirá que ve demonios en el cielo, un new age dirá que ve ángeles, pero el ufólogo ha de evitar esa clase de conclusiones precipitadas, y no solo eso, sino que sabe que las hipótesis que ofrezca sobre el porqué de la existencia de esos objetos no identificados debe estar acorde a lo que realmente ocurre y no a lo que se ha ido distorsionando mediante el sistema de creencias, debe evitar hacer flatus vocis[3].


Aquí entra a tallar un lado importante también del ufólogo, el que resalte a partir de qué punto se está analizando la evidencia y a partir de qué punto empieza a hablar a título personal a partir de sus razonamientos. No solo se trata de investigar de manera seca los hechos, sino que dentro de la heurística[4] del investigador ha de haber algunas percepciones personales a partir de lo que ha ido indagando, y esto no es excepción para aquel que se dedica a investigar estos objetos no identificados. Incluso se podría decir que los ovnis estuvieron desde la antigüedad, pero esto pertenecería a la especulación del ufólogo con el fin de moldearse una visión aproximativa de lo que podría estar sucediendo realmente, aunque ello no implique que sea necesariamente así, al menos hasta que la evidencia demuestre en la actualidad lo contrario. 


Sin embargo, como en todas las situaciones, cuando se presenta un problema mientras no haya evidencia concreta que lo compruebe, no podrá hablarse de una conclusión definitiva, sino que serán conclusiones provisionales, como pasos a tientas. La investigación de los hechos sin un marco teórico es imposible o acaso una abstracción desmedida en donde la vieja escuela sujeto-objeto se separan por completo. El investigador se ve involucrado en lo que indaga porque pone dedicación, tiempo, espera que algo bueno resulte de ello. Pues el ufólogo ha de tener sus propias expectativas siempre y cuando no lo sesgue ni lo lleve a afirmar precipitadamente nada. La propia crítica también ha de emplearse para este tipo de situaciones. 



Especulación prudente


La autocrítica permite afrontar nuevas situaciones que si uno nunca hubiera puesto en duda no habría caído en ello. El fin de la autocrítica es también evitar el dogmatismo, un investigador, sea el que sea, debe ser ajeno al dogmatismo. Si bien es cierto que tomar ciertos parámetros para investigar es imprescindible para formarse un marco teórico, esto se diferencia de las ideologías totalitarias –como pasa en algunas sectas- ya que siempre el que indaga sabrá dentro de sí que posiblemente sus expectativas de lo que podrían ser tales objetos al final resulten ser falsas o parcialmente falsas. La falta de evidencias tampoco debe darle motivo para fomentar sus propias convicciones ya que ello no significa evidencia de algo, en cuyo caso se entraría en una falacia no-formal conocida en el campo de la lógica como argumentum ad ignorantiam[5], atribuirle validez a algo por la falta de pruebas.


Entonces se tiene que no solo es necesario investigar los hechos puros, sino que también es importante hacerse un marco teórico provisional por el cual seguir un camino de modo que no se investigue al azar sino que se siga una ruta determinada. También es relevante evitar caer en falacias y para ello se hace necesario un uso del sentido crítico tal que le provea al investigador de las herramientas adecuadas para esclarecer los acontecimientos. Lo que se espera de un investigador es que no se tome las cosas sin previa examinación, como tampoco que sea totalmente cerrado, sino de mantener un término medio para poder establecer sus presupuestos y llegar hasta donde se pueda. La labor del ufólogo no es tampoco la de tener la solución, ello no está garantizado, quien piense que dedicarse a investigar estos fenómenos es sinónimo de descubrir “la verdad” no estará haciendo más que una extensión de la religiosidad propia ya que la labor del investigador, su alma, es la de no tomar ninguna cosa por verdad absoluta, no hacer flatus vocis[6], ello no existe por ser una abstracción que lleva potencialmente a ideas totalitarias, pero tampoco se trata de un relativismo tal que se pueda caer incluso en un solipsismo[7] haciéndose el ufólogo inentendible hacia los demás. El ufólogo ha de investigar teniendo en cuenta su labor educativa, como se mencionó antes, porque la cantidad de desinformación es tal que desvía la verdadera importancia que esto tiene con respecto a la humanidad.


            Es decir, hay que ponerse a pensar para darse cuenta de la verdadera dimensión que esto puede tener, y para pensar se necesita de tiempo y de un cierto grado de tranquilidad mental suficiente para poder observar mejor esta situación. Actualmente la gente no tiene mucho tiempo, anda muy ocupada y a lo más se conforma con lo que recibe, no significa que todos deban ser investigadores, sino que por el contrario, esta misma situación realza la importancia del ufólogo ya que al disponer de tiempo y recursos podrá informar a los demás de lo que ocurre en su campo. Entonces, cuando un ufólogo le hable a la gente no lo hará desde su ignorancia, sino desde todos los conocimientos que ha ido adquiriendo, no prometiéndoles la divina respuesta, eso no existe, sino que fomentará el cuestionamiento y aportará lo que ha ido descubriendo, y delimitará en qué momento empiezan sus propias especulaciones acerca del fenómeno ovni.


            ¿Qué pasaría realmente si esos objetos voladores son extraterrestres?, ¿qué pasaría si no lo son, y en vez de eso son objetos fabricados en la Tierra?, o ¿qué pasaría si en verdad esos objetos no son de este mundo, sino que forman parte de algo que simplemente, habiéndose descubierto lo que es, la respuesta es incluso más desconcertante que el misterio inicial? Por supuesto, un ufólogo dentro de sus conocimientos necesarios en ciencias habrá examinado las posibilidades que cada una de estas preguntas implica, como el tener en cuenta que no es posible viajar a más de 300 mil kilómetros por segundo[8]. Y sin embargo, haciendo un salto a la imaginación, requisito indispensable para poder formularse algunas hipótesis, ¿qué implicancias tiene el hecho mismo de que en los cielos existan estos objetos que no se pueden identificar a simple vista? En otras palabras, más allá de si sean o no extraterrestres o cualquier cosa con la capacidad para movilizarse de esa manera y desaparecer de la vista con tanta facilidad –dejando a un lado reportes recientes sobre la desclasificación ovni en algunos países-, las implicas que tiene la existencia de estos fenómenos ha recibido una atención mínima, y me refiero a la atención que se le debe dar, no a la atención religiosa o al estilo new age.



            El papel político


Las implicaciones que conlleva la existencia de objetos voladores no identificados deberían ser de relevancia pública, no es posible que se avisten objetos de esa naturaleza y uno no pueda hacer nada. Se está ante la imposibilidad humana de determinar y de igualar aquellos fenómenos. No debería inducir a terror esto, sino a una mirada más crítica sobre el sistema político que no le presta atención al fenómeno, y aquí se entra ya en un nuevo aspecto del ufólogo que no es solo el de investigar ovnis, sino el de criticar las deficientes políticas usadas para tratar el tema con el público y la ridiculización que han efectuado cuando alguien hablaba hace 30 años sobre ovnis, y sin embargo hoy en día se ven desclasificaciones que datan de hace 30 años. Esto es signo de una alta hipocresía por parte de algunas autoridades y no debe dejarse de lado, no por el rencor, sino porque es una enorme tomadura de pelo que la generación actual por lo general no presta atención. ¿Por qué antes no sacaban a la luz ciertos documentos sobre ovnis, ridiculizando incluso a quienes querían saber lo que ocurría en verdad, y ahora se muestran –aparentemente- abiertos mostrando los documentos? El sentido crítico nos dice que los motivos deben ser explicados por parte de las autoridades que estuvieron a cargo de ello. 


Por el contrario, lo que ocurre es que se están mostrando documentos sin prestarle la debida atención. Aviones prendiendo fuego a objetos que se ven inmunes a las municiones, objetos que esquivan aviones como si se tratase de un juego de niños. Y esta información está disponible en la World Wide Web –web- a vista de todos, y lo menos que se esperaría es que las autoridades se disculpen con los que exigieron respuestas y se les negó anteriormente, sin embargo esto no ocurre. Cabe resaltar que lo dicho en estos dos  últimos párrafos en especial ya pertenece a la tarea crítica y discursiva que un ufólogo debiese tener, reflexionar sobre los acontecimientos, hilarlos y lanzar algunas respuestas tentativas que siempre hay que recalcar no son para nada concluyentes por lo menos hasta ese momento. 


Hay que hacerse valer como investigador en su campo que es. Es un tema concreto y para nada pertenece al ámbito de las creencias. Un ufólogo debe ser en cierto modo un filósofo que cuestiona, indaga y comparte lo que encuentra para hacer mayor el mosaico de información que hay, haciendo uso de la autocrítica. El nivel de análisis y de abstracción en relación a los hechos debe ser tal que no solo le permite al que investiga ver los hechos, sino desprender algunas sospechas y a partir de ahí hacerse una idea de lo que podría estar ocurriendo, una idea que puede no ser verdad, pero al menos una idea que se sabe a posibilidad y que puede ser reemplazada cuando las posteriores investigaciones lo señalen así. Al final, el tiempo y la dedicación de la gente por investigar dejarán que la verdad de estos temas caiga por su propia validez.





[1] Para fines eufónicos se usará la palabra ufología en vez de ovnilogía.
[2] Mapas mentales en donde se relacionan cosas para llegar a algo determinado.
[3] Palabras vacías.
[4] Según la RAE, “técnica de la indagación y del descubrimiento”.
[5] Un argumento falaz que significa tratar de validar algo desde la ignorancia de lo que se habla.
[6] Palabras vacías.
[7] En donde todo lo exterior es falso menos uno mismo.
[8] Velocidad aproximada de la luz.

www.krisaltis.tk

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece que quieres presentar tus deseos desbocados como si fueran hipótesis científicas. Si tanto te interesa la investigación científica, por qué no investigas problemas de verdad? Creo que contribuyes muchísimo a desprestigiar la filosofía al sostener que el ufólogo debe ser un filósofo.

Krisaltis-Crisaltis Diamantis dijo...

Señor anónimo, no son hipótesis científicas y ningún deseo desbocado (desde ya rechazo la peyorativa) Yo investigo sobre ecología, astrobiología y epistemología. No hay ningun desprestigio ya que el ensayo supone hacer un análisis abierto para que la gente de la ufología deje esa pseudociencia y pase a plano más académico. Usted refleja un prejuicio fuerte.

Édgar Zapata dijo...

Estoy de acuerdo con Crisaltis, hay muchos prejuicios al respecto. La gente no sabe que hay personas que tiene contacto con alienígenas desde épocas muy remotas. De otro modo cómo se explican las líneas de Nazca y las pirámides de Egipto.