Mística, ciencia y ecología
La visión místico espiritual con relación a la ciencia y la ecología
Por mucho tiempo se han hecho explicaciones tratando de relacionar ciencia con religión, pero esta última ha sido mayormente la del judeo-cristianismo. Sin embargo también es interesante saber otras perspectivas místicas. El objetivo del presente ensayo abarcará la relación que podría tener la visión mística antigua con el respeto a la naturaleza, y a su vez con la nueva visión científica ecológica que se da hoy por hoy. Por Krisaltis-Crisaltis
Normalmente cuando se habla de ciencia y religión se tiene como referencia a la religión judeo-cristiana al momento de hacer comparaciones o de tratar un acercamiento entre ambas. Esto es de esperarse ya que la función paradigmática del mismo casi hace necesario hablar de ello. Sin embargo, no resulta menos llamativo el hacer investigaciones no solo del judeo-cristianismo, sino de otras fuentes religiosas, de diferentes aspectos de este ámbito. Es en este contexto el cual el presente texto supone una mirada diferente, desde la visión mística de otras perspectivas, relacionándola con la nueva visión que se está teniendo en la ciencia contemporánea, y esto además con relación a la ecología y al quehacer humano. En otras palabras, el aspecto místico del mundo en la religión del antiguo mundo –y no tan antiguo a veces- relacionado a la ecología, y a su vez con el mundo científico actual.
Para poder empezar a hablar de esto es necesario recurrir a un concepto denominado por Salvador Pániquer como retroprogresión. Según el autor mencionado: “(…) en cultura no hay progreso; hay retroprogeso. Toda evolución que no conserve de algún modo su punto de arranque es una falsa evolución (…) se define por un movimiento hacia la parcelación y fragmentación de lo real, y un contramovimiento de recuperación de la no-dualidad originaria. Cualquier forma cultural –institución, cosmovisión, leguaje- es el resultado de este equilibrio.”[1] Se usará este concepto más adelante.
Religión y espiritualidad
Para poder mantener una relación entre el aspecto espiritual y el científico, es menester tener en claro las diferencias y aclarar los términos. La religión diverge de otras según sus dogmas, por lo que mantenerse en una posición cerrada no traerá ninguna comunicación, y lo mismo para el científico, que al negarlo todo y creer que su única verdad es la científica, no hace más que mutilar la realidad. Como diría el premio nobel en medicina Konrad Lorenz, “. A los jóvenes “instruidos científicamente” esto les induce a arrojar por la borda el inmenso tesoro de erudición y sabiduría que contienen las tradiciones de civilizaciones antiguas y las doctrinas de las grandes religiones universales.”[2]
Y es por este motivo que es importante abstraer de la religión su parte espiritual, que va más allá del dogma, puesto que se puede ser espiritual sin formar parte de ninguna religión. De esta manera la retroprogesión actuará de modo filtrante, no mutilando la espiritualidad, sino dándole un margen más abierto para poder empezar un verdadero diálogo. De esta manera es que la espiritualidad se la tomará en este texto como el “elemento” más universal del mismo y, en especial, el aspecto místico, aquello que contempla la realidad de forma inefable, al modo en el que se lo plantaría en el Tao Te King: “El Tao que puede ser expresado, no es el Tao eterno. El nombre que se le puede dar, no es su verdadero nombre”[3].
En la visión mística de la antigua Grecia existía una noción similar. La palabra Hybris hacía referencia a la soberbia de uno mismo, cuando se irrumpía en el orden natural de las cosas. Entonces, aparecía Némesis como violencia que restaura ese orden dejado de lado. En el pensamiento oriental existe una noción similar en cuanto a Varuna, la divinidad que se encarga de mantener el orden de las cosas, denominado Rita, el destino de los dioses. Ni estas divinidades podían salir de esa fluir natural. Si bien es cierto los mitos cumplen, al decir del antropólogo Bronislaw Malinowski, una función social, quizá el propósito de esta noción de orden en el mundo era como lo que quería transmitir platón en su República, cuando en boca de Sócrates le dice a Glaucón que para echar una mirada a una ciudad malsana, habría que darles cosas con las cuales no se satisfagan, darles necesidades superfluas de todo tipo y en abundancia[4]. Lo que se quería decir con esto es que así como cuando en la salud uno exagera en alguna comida y le viene indigestión y puede enfermar, a la mente le ocurriría algo similar, ya que al estar llena de tantas superficialidades, su centro se deja de lado y deviene la enfermedad de un consumo desproporcionado. Sin embargo, ¿qué tiene esto que ver con la ciencia?
Visión científica del mundo
Hay un modo de ver las cosas que cabría mencionar en esta parte del texto y es la presentada por Ken Wilber y por Henry Atlan, que a su vez tiene que ver con lo que Edgar Morin plantea acerca de las propiedades emergentes. La cuestión es que la realidad es multidimensional en el sentido de que consta de muchos niveles de organización. Estos niveles van desde lo subatómico, hasta lo psíquico, incluyendo lo sociológico. Por esto, para Ken Wilber: “La biología no puede explicarse solamente en términos de física, ni la psicología solamente en términos de biología, etc. Cada estadio superior incluye las fases anteriores como componentes, pero los trasciende al añadirles sus propios atributos definidores”[5]. Y esto va en consonancia con lo que Henry Atlan también menciona: “Al llegar a este punto, puede que se hayan fijado en que, de hecho, la emergencia de nuevas propiedades específicas en un nivel determinado supone la existencia de una nueva disciplina científica: la física, química, geología, biología celular, psicología, sociología fisiología celular, “gaiología”, etc.”[6]
Pues bien, ya teniendo esto en claro, el de la existencia de la multidimensionalidad de la realidad, cabe agregar algo más. Y es que, no son cuestiones estáticas, como se sabrá, esto de los niveles y propiedades emergentes, sino que cada nivel se interconecta con el otro, pero ello no implica la irrupción total, sino que permite la generación, justamente, de aquella propiedad emergente. ¿De qué manera se relaciona esto con la mística en las relaciones de niveles expuestos? La respuesta es simple: la contemplación mística estaría en el nivel “superior” de este entramado. Y las comillas no son gratuitas, ya que un modo óptimo de apreciar esta estructura compleja de la realidad es la de bootstrap, acuñado por el físico teórico Geoffrey Chew, que significa que el universo es como una red en donde no hay elementos fundamentales, en el sentido de que todo está conectado formando una suerte de organismo laborando al unísono.
Sin embargo, la visión científica de mundo, muy a pesar de los últimos descubrimientos que demuestran las limitaciones científicas al conocer la realidad, aún prevalece la columna vertebral de tratar de conocerlo todo, de que la naturaleza es una suerte de libro abierto. La religión en su momento, y aún en ciertos lugares, trata de ver a la naturaleza como el libro de Dios. Esta idea significa que se puede tener un control casi total –sino total- del mundo. Podría alegarse que la limitación científica es por causa de la vida limitada del hombre, y que en efecto no se puede conocer todo porque no se tienen los datos suficientes. Es verdad, quizá una gran máquina sea capaz de conocer todos los aspectos de la existencia aún desconocidos por el ser humano, pero esto es una ilusión que recuerda al intento de ser como un dios o semidios. Y es aquí en donde irrumpe Hybris, la soberbia, que causa desgracias por ir en contra del curso natural. Pero tampoco significa que el curso natural sea sinónimo de retroceso y de detener el avance científico, sino que es el momento en donde se ha de hacer una reflexión crítica de si lo que se está haciendo es correcto y bueno para todos. Por ejemplo: “Los billones de toneladas de desechos que anualmente se depositan en los océanos, los cuerpos de aguas continentales, las áreas boscosas y la atmosfera han afectado no sólo ecosistemas locales y regionales sino que han modificado notoriamente algunos procesos de carácter global”[7].
El exceso de consumo y de promoción del mismo, del excesivo refinamiento que lleva consigo, además, el sufrimiento de miles en el Congo por la extracción del Coltán –mineral necesario para elaborar aparatos electrónicos como celulares y laptops-, ha hecho que la sociedad se vuelva, vale decir, de alguna manera enferma. La sociedad que Platón describía en la República bien puede encajar con la que se vive hoy por hoy. La relación entre la mística y la ciencia en este aspecto es crucial, porque mientras que la mística provee del aspecto humano de la existencia, al reconocer lo ilimitado del Todo, la ciencia, en su aspecto técnico al tratar de resolver los problemas del hombre, si no empieza por ser autocrítica, no hará más que cerrarse ante nuevas soluciones. Una de las cosas preocupantes de esto es que la misma estructura económica está enfocada al consumir para poder progresar.
Mística y ciencia
De lo dicho puede decirse que el factor común entre la mística y la ciencia es que a ambos preocupa la situación en la que se vive actualmente, que es la de un estado de exceso de refinamiento en la vida diaria de las personas, necesidades superfluas. La ciencia por mucho tiempo ha sido negada por la religión, y ahora que el quehacer científico está siendo más valorado, no ha de permitirse cerrarse de puertas ante otras percepciones y modos de pensar. Es importante el diálogo entre ambas, es la única posibilidad para que haya un verdadero entendimiento, y para que esto ocurra, se precisa predisposición para escuchar, más que para criticar o enjuiciar.
Como se ha visto con el modelo multidimensional de la realidad, el papel de la ciencia concierne el lado físico del mundo, las partículas, el cerebro, el universo tangible, por decirlo de alguna manera. La espiritualidad atañe cuestiones más abstractas, pero que sin ello la vida del ser humano no tendría sentido, la welstanschauung, cosmovisión, que hace posible el vivir día a día. El problema surge cuando uno intenta explicar áreas que respectan al otro. Esto es inevitable, porque la espiritualidad en el sentido de la religión propone una forma de ver las cosas que explican todo. No hay nada de inoportuno en ello –ya que provee de diversidad de pensamientos y emergen nuevas ideas-, mas si se opta por una visión dogmática de las cosas, es poco el resultado óptimo que pueda sacarse de un diálogo ciencia-religión.
Al inicio del presente texto se dijo que la mística tiene en cuenta el aspecto del término medio. Pues también tiene en cuenta la dimensión inaprehensible de la realidad, esa parte cuya toma de consciencia le hace a uno comportarse de modo muy distinto a que si pensase que la existencia es tan solo una máquina. Sin embargo, está esa otra parte de la espiritualidad que considera la existencia como un todo explicado, y como se dijo antes, en su aspecto religioso dogmático esto imposibilita un diálogo abierto con la ciencia. Pues, tanto la religión como la ciencia cuando intentan explicar el todo desde sus términos, incurren en un reduccionismo. Al decir de Mario Bunge: “Es obvio que tendemos a asignar mayor peso aquellas hipótesis que congenian con nuestro fondo cultural y, en particular, con nuestra visión del mundo, que aquellas hipótesis que lo contradicen (…) La única manera de minimizar este peligro es cobrar consciencia del hecho de que las hipótesis científicas no crecen en un vacío cultural”[8]. El peligro de no saber diferenciar los campos que a uno y otro le competen puede provocar usar al otro como justificación de los argumentos de uno. Por ejemplo cuando se trata de explicar la mística por medio de la física cuántica.
Un acercamiento entre ambas visiones del mundo puede empezar por dar con que la realidad es múltiple pero entrelazada, que cada parte cumple una función, pero no dictada por alguien. “El mundo contiene toda clase de rasgos, superficies y líneas, pero están todas entretejidas en una trama sin costuras”[9]. Las aproximaciones entre ciencia y mística no pasan por paralelismos tratando de justificarse una con otra, como actualmente, por ejemplo, trata de hacerse ver con la cuestión del sujeto-objeto en el experimento de Schrödinger en ciencia y la unificación de la realidad en mística.
Las aproximaciones entre éstas pasan por un interés en común, y ése es el que ahora atañe a todos, la ecología. Afecta al rico y al pobre, al creyente y al científico. Otro problema igual de importante es la deshumanización en las relaciones sociales. No es de sorprender si ante lo expresado sobre el término medio y los excesos con sus efectos desfavorables, las personas empiecen a cambiar su actitud hacia los demás, porque en donde lo que más importa es la adquisición de bienes de modo indiscriminado y superfluo, el trato hacia los demás eventualmente cambiará. La ausencia de la cosmovisión acerca del término medio y de sus efectos favorables hará que la pauta que gobierne la conducta de la gente sea la menos humanizada, en el sentido de profundidad y calidad de relaciones.
Conclusión
A modo de conclusión puede decirse que la espiritualidad y la ciencia aunque no quieran, aportan dos formas diferentes de ver una misma realidad. La espiritualidad provee la cosmovisión necesaria para lo cual el ser humano se dirige, pero no se queda solo allí, sino que a veces se sustrae de su aspecto religioso y alguna idea puede trasladarse a la ciencia. Tal es el caso de la manipulación de la naturaleza de modo indiscriminado que pasó de la idea judeo-cristiana a la visión científica clásica, cuando se esperaba que la naturaleza sea algo más con lo cual uno puede servirse de ello. Pero volviendo al tema principal, el problema principal de la falta de diálogo entre ambos campos de la dimensión humana es el reduccionismo. Cuando un aspecto se cierra sobre sí e intenta explicar la totalidad, es allí en donde es imposible una comprensión ulterior. Tanto para la ciencia como para la religión y su espiritualidad, mientras no se haga algo al respecto, se pensará que ambas son totalmente reacias entre sí. Así pues, el primer paso para aminorar este aparente antagonismo es el de tomar consciencia de la multidimensionalidad de la realidad, y en ello mismo hay contemplación científica y espiritual.
Enlaces
http://estafeta-gabrielpulecio.blogspot.com/2010/08/bronislaw-malinowski-el-mito-en-la.html
http://www14.brinkster.com/aleatoriedad/Bootstrap.htm
http://umoya.org/index.php?option=com_content&view=article&id=66%3Ala-guerra-del-coltdesangra-al-congo&catid=1%3Aactualidad&Itemid=34&lang=es
http://lamultidimensionalidad.blogspot.com/2010/07/schodinger-sobre-sujeto-objeto.html
[1]PÁNIQUER, Salvador, Filosofía y mística, pág. 37. Ed. Anagrama. Segunda edición, Barcelona, 1992.
[2] LORENZ, Konrad, Los ocho pecados mortales de la humanidad civilizada, traducción de Manuel Vazquez. Plaza & Janes editores, primera edición, Barcelona, 1984.
[3] TSE, Lao, Tao te king, fragmento 1.
[4] PLATÓN, República. Traducción directa del griego por Antonio Camarero, pág. 197. Ed. Eudeba. 24 edición, Argentina, 2005.
[5] K. Wilber, D. Bohm, K. Pribram, S. Keen, M. Ferguson, F. Capra, R. Weber y otros. El paradigma holográfico, pág. 299, edición a cargo de Ken Wilber. Ed. Kairón. Sexta Edición, Barcelona, 2005.
[6] Varios autores, Gaia. Ed. Kairós. Edición a cargo de W.I. Thompson. Cuarta edición, pág. 118. Barcelona, 2006.
[7] BOADA, Martí y TOLEDO, Víctor, El planeta, nuestro cuerpo, pág. 187, Ed. Fondo de cultura económico. México, 2003.
[8] BUNGE, Mario, La ciencia, su método y su filosofía, pág. 61. Ed. Siglo veinte.
[9] WILBER, Ken, La conciencia sin fronteras, pág. 65. Ed. Ed. Kairós, Barcelona, 1989.
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