jueves, 1 de julio de 2010

Canalización despierta



Una de las cuestionas básicas de la canalización es saber si lo que uno recibe de información es real o no. Casi no es posible comprobar si el ser al que se canaliza es una fuente de confianza, si está engañándonos o sus propósitos futuros no son honestos. Además, es importante saber si lo que se canaliza pertenece a uno mismo, algo inventado, o de hecho se trata de conocimiento verdadero. Todo esto puede aclararse cuando se empiezan a plantearse preguntas acerca de la veracidad de los sucesos. Por ejemplo, es imposible que se le crea a un canalizador que transmita datos que no concuerdan con los hechos.

No es tan simple ver esto con cuestiones en donde las emociones se mezclan con la percepción de las cosas. Por eso es preciso empezar con algo simple para darse cuenta de esto, porque la lógica o patrón será el mismo. Así, si alguien mediante un supuesto ser canalizado dice que las manzanas son de color marrón, es evidente que se nos está diciendo cosas que no son a simple vista, por lo menos. Por otro lado, podría decirse que quizá en otra dimensión sea de ese color, o que algún otro animal lo vea así. En principio, la canalización acerca de manzanas marrones está dirigida a personas, seres humanos, y en segundo lugar, el hecho de que se trate de otra dimensión ha de ser esclarecida en la canalización misma, con motivo de evitar malinterpretaciones que a la larga forman divisiones entre la gente.

Las personas poseen el uso de la inteligencia para moverse en el mundo, y es algo que todo ser que quiera expresarse tomaría en cuenta. Si el propósito es una comunicación honesta y libre de fáciles malinterpretaciones, es muy pertinente tener esto en cuenta. Acudir al relativismo de visiones y de modos de ver no ayuda en nada a poder comprender el mensaje, sino que tiende a llevar a flote discrepancias que pueden terminar en exclusivismo por parte de quien canaliza, adjudicándole la única y verdadera interpretación del mensaje.

La mejor forma de llegar a las personas es manifestarse de forma sencilla y directa. El problema en esto es que cuando las cosas se ven demasiado “simples”, el poder de captación que daría una explicación realmente clara no aporta la dosis necesaria de emoción para sentir que algo de creíble tiene el mensaje. Cuando las cosas por lo general no se explican de forma sencilla y en detalle, se da espacio a la pura imaginación y especulación, generando que la cosa a contemplar se subjetivase teniendo fuerza propia, muy parecido a algo inalcanzable, algo ya idealizado. En otras palabras, mientras menos explicaciones claras tengan las cosas, la imaginación funciona más y se desliga de la realidad, haciendo que lo que se quiere explicar se sobrevalore y sea más creíble generalmente, pero no por ello más real.

Visto de esta manera, las canalizaciones que expliquen menos y aporten más metáforas dejando espacio a la imaginación y a la fácil malinterpretación serán las que más resuenen en la gente, porque un componente básico de las canalizaciones incompletas es que llenan las partes huecas que la persona espera escuchar o ver de un mensaje. En cambio, mensajes que sean sencillos y directos, no serán tan llamativos, como si se tratara de falta de efectos especiales psicológicos. Pero esta gran diferencia puede salvar a uno de un gran engaño, porque con esto uno puede ver qué clase de intenciones tiene el ser al que se le canaliza, si es que no se trata de un engaño del propio canalizador. No es posible que un mensaje canalizado contenga tanta argumentación que carezca de explicación de hechos específicos de lo que se está hablando. La inteligencia ha de ser usada a buen criterio, no ser lo demasiado incrédulo como para negarlo todo, ni tan ingenuo como para dejarse engañar sin más.

Investigar sobre el contenido de la información es igual de importante, no conformarse con lo que se recibe solo porque parece ser “bueno”. Si solo nos conformamos con lo que recibimos de otro, sea humano o no, estaríamos repitiendo el mismo patrón de comportamiento que se hizo antes de escuchar tales mensajes. Quiero decir, antes de las canalizaciones uno estaba conformándose con la creencia de turno, sea de la religión o lo que fuere, pero llegó un momento en el que motivados por cualquier motivo, llamó más la atención el mensaje canalizado. Pues, en un momento hubo un cuestionamiento de las creencias iniciales, y que ahora esas creencias están en el nuevo mensaje, el del canalizador. Pero si uno simplemente se estanca en ello y se conforma nada más con lo que le aportan, no está haciendo nada realmente nuevo. Por cuestiones de adaptaciones sociales habrá cambiado un poco de mentalidad, lo suficiente como para que pueda vivir mejor consigo mismo y con su entorno según el nuevo mensaje, pero no tanto como para seguir indagando y saber que lo que uno está conociendo es, de hecho, más concreto y lúcido, de modo que algo realmente serio pueda hacerse. No significa que la intención de la gente con ayudar no lo sea, sino que se trata más de hacer castillos en el aire o hacerlos de verdad. Si bien es cierto que muchas veces algunas de las creencias mediante mensajes canalizados ayuda para tomar acciones respecto a, por ejemplo, no comer tanta carne, el impacto que tendrá en la sociedad se verá con el tiempo por su modo de poder sostenerse ante los cuestionamientos y críticas.

En un mundo donde la información está tan por doquier que no se sabe a ciencia cierta a qué hacerle caso, resulta imprescindible tener el beneficio de la duda y empezar las investigaciones propias, tan simple como sentarse una hora en un ordenador o en una biblioteca y empezar a indagar diferentes versiones y fuentes de un mensaje. De todo lo dicho puede deducirse que siempre es bueno tener cierta precaución cuando mensajes nuevos se presenten. Hacer uso de la inteligencia y saber discernir entre lo que puede ser real y lo que no. Esto además favorecerá la individualidad, no visto como separación ante las demás personas, pero sí como generador de criterio propio que ayude a formar mejores lazos sociales. Al final de cuentas, cuando se trata de depositar la confianza de uno mismo en alguna espiritualidad, lo más importante debería ser saber con qué clase de “espiritualidad” nos estamos metiendo. Esto significa madurez espiritual.


5 comentarios:

Silvia Eugenia Ruiz dijo...

Hola, nuevamente mi felicitación por lo aquí escrito, me parece muy objetivo y lógico (aunque se hable de algo espiritual).

Debo decirte que yo soy canal de Pablo el Veronés, Maestro Ascendido del Tercer Rayo, confieso que cuando llegó a mí, yo nunca había oído hablar de él y años después, cuando el operador que hacía preguntas le pidió su nombre, él dijo Pablo el Veneciano, como hacía varios años que me había dicho el Veronés y no lo recordaba bien, no me izo ruido, pero al revisar mis apuntes de la primera vez que tuve contacto con él, vi que su nombre era Pablo el Veronés... entonces dudé y me puse a investigar, así supe que había sido un pintor italiano, nacido en Verona, pero que pintó más en Venecia, por lo que se le conocía por ambos nombres y muchos años después supe que era Maestro Ascendido.

Como tú dices investigué y después seguí haciendo lo mismo cuando me decía cosas que no casaban con lo que yo sabía ¡y siempre él era el que tenía razón!

Me gusta tu blog muy interesante, felicitaciones.

Silvia Eugenia Ruiz

Krisaltis-Crisaltis Diamantis dijo...

Gracias por participar en el blog. Ese artículo de Canalización despierta lo hice en motivo de darle a las personas que se dedican de ello de alguna guía inicial o al menos básica a tener en cuenta. Como sabrás la desinformación abunda y es lo que más de moda está por ser light, que le va como anillo al dedo a la cultura light. Y bueno, me alegra que te sirva de algo. Te invito a leer otras publicaciones de mi autoría.

Silvia Eugenia Ruiz dijo...

Hola, nuevamente mi felicitación por lo aquí escrito, me parece muy objetivo y lógico (aunque se hable de algo espiritual).

Debo decirte que yo soy canal de Pablo el Veronés, Maestro Ascendido del Tercer Rayo, confieso que cuando llegó a mí, yo nunca había oído hablar de él y años después, cuando el operador que hacía preguntas le pidió su nombre, él dijo Pablo el Veneciano, como hacía varios años que me había dicho el Veronés y no lo recordaba bien, no me izo ruido, pero al revisar mis apuntes de la primera vez que tuve contacto con él, vi que su nombre era Pablo el Veronés... entonces dudé y me puse a investigar, así supe que había sido un pintor italiano, nacido en Verona, pero que pintó más en Venecia, por lo que se le conocía por ambos nombres y muchos años después supe que era Maestro Ascendido.

Como tú dices investigué y después seguí haciendo lo mismo cuando me decía cosas que no casaban con lo que yo sabía ¡y siempre él era el que tenía razón!

Me gusta tu blog muy interesante, felicitaciones.

Silvia Eugenia Ruiz

Silvia Eugenia Ruiz dijo...

Claro que sí y te invito a hacer lo mismo en mi blog en serunserdeluz.wordpress.com y en tuyyosiempre.yolasite.com.

Nos seguimos leyendo.

PD, en el comentario anterior se me fue un "izo" en lugar de "hizo", ¡qué pena!

Krisaltis-Crisaltis Diamantis dijo...

Ok eso haré, veré tu blog. Nos vemos.

P.D.: No hay problema.