La Resonancia Schumann
Vale, que me desvío malamente por culpa de tanto relativismo estúpido. El caso es que, por arte de magia, algunos conceptos físicos prenden incomprensiblemente en la mente de algunos de esos fabuladores y ya no hay quien se los quite de su cabecita. En Serial Experiments: Lain, curiosa serie de animación manga, entra en escena la Resonancia Schumann. Para unos “dibus” la cosa no está mal, pero lo malo es que hay quien pasa del grueso trazo del carboncillo de dibujante a la más paranoica realidad.
Veamos, en los años cincuenta, el Doctor Winfried Otto Schumann, de la Universidad Tecnológica de Munich, descubrió en la ionosfera una resonancia electromagnética natural, llamada desde entonces radiación Schumann en su honor. Para ser precisos, Schumann predijo su existencia a través de cálculos matemáticos, aunque se dice que ya Nikola Tesla se había topado con ella, en forma de estática, mucho tiempo antes, cuando realizaba sus experimentos inacabados sobre transmisión de electricidad en la atmósfera. La intuición de Schumann se confirmó a través de observaciones del espectro radioeléctrico de la Tierra tiempo después. La Resonancia Schumann está formada por un conjunto de picos en la región del espectro electromagnético conocida como banda de frecuendias extremadamente bajas (ELF), formados por resonancia en la “cámara” creada entre la superficie terrestre y la ionosfera, actuando como guía de ondas y a modo de cavidad resonante. El origen de este “ruido” de fondo se localiza en la excitación natural que en la atmósfera se produce por los rayos que continuamente se originan en tormentas de todo el planeta, fácilmente cartografiables y registrables con el equipo adecuado.
La Resonancia Schuman puede descomponerse en varios componentes o picos de frecuencia diferentes, como el cercano a los cincuenta hertzios o el pico de baja frecuencia, pero de mayor intensidad, de 7,83 hertzios. El patrón de picos de esta resonancia natural, como permanente “ruido de fondo” radioeléctrico, varía levemente en relación al ciclo solar y algunas propiedades locales de la atmósfera. Lo malo de todo el asunto, y he aquí que entramos en el misterio, es que muchos grupos de “nueva era” y esotéricos de diverso pelaje, han querido ver en este interesante fenómeno electromagnético algo así como el “latido de la Tierra”, que según ellos está en peligro y va a cambiar bruscamente de valores “en breve” -aunque ya llevan diciendo eso más de una década- para empujar a la humanidad a un nuevo “salto cuántico” o, según otras versiones, “a la extinción”. El hecho de que este tipo de ondas electromagnéticas vibren frecuencias parecidas a las de algunos patrones de ondas cerebrales humanas, ha llevado a otros, para colmo, a pensar que podrían utilizarse como una especie de máquina de control mental planetario.1 ¡¡Manda leches!! ¿En qué momento un atractivo y fascinante fenómeno físico llegó a convertirse en talismán para charlatanes? Y, sobre todo, ¿por qué narices conceptos como la Resonancia Schumann o las leyes que rigen la mecánica cuántica son tan empleados por tales charlatanes sin sentido alguno? Eso sí que es un misterio.
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1 Una cosa es la alteración de patrones eléctricos cerebrales, por medio de estimulación magnética transcraneal (EMT) y otra muy diferente es delirar pensando que se puede manejar a todo un país de zombis a través de una lejana antena. (En algunos casos no haría falta ni antenita, pero eso es otro cantar…)
Imagen: Representación del campo magnético terrestre y el viento solar. (UCLAN).
Fuente: http://www.alpoma.net/tecob/?p=507
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